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De los autos clásicos a las tazas de té. La historia de Jennifer King, fundadora de Amatea, es una lección sobre propósito, resiliencia y pasión. Lo que empezó como una búsqueda personal terminó convirtiéndose en una de las marcas ecuatorianas más reconocidas en el universo del té.

28 Octubre de 2025 22.00

Cuando Jennifer King tenía 20 años su vida giraba entre motores, vestidos de novia y una idea muy clara: emprender. Su primer negocio, el alquiler de autos clásicos para bodas, eventos y ejecutivos que buscaban lujo, nació casi por casualidad, pero fue la chispa que encendería una vocación profunda. "Era rentable, sí, pero no me llenaba", recuerda. Ese fue el punto de cambio que la llevó a preguntarse qué quería realmente construir.

El garaje familiar fue su primer catálogo. Eran entre 10 y 15 vehículos antiguos que incluían un Dodge de 1949, un Mustang de 1965, un Mercedes-Benz de 1982 y hasta un modelo de 1941 que despertaba admiración. Las tarifas de alquiler iban entre US$ 150 y US$ 200 por evento, aunque el Audi moderno de su padre, alquilado a ejecutivos y extranjeros, podía llegar a US$ 400. "Era un negocio rentable, pero no tenía propósito".

La respuesta a sus dudas no vino rápido. Jennifer estudió Comunicación y Relaciones Públicas en la Universidad San Francisco de Quito, y tras un breve paso por el sector público donde trabajó en el programa 'Alimenta Ecuador', decidió viajar a Barcelona para cursar un MBA en la EAE Business School. Allí, entre cafeterías y tiendas locales, descubrió el té no solo como bebida, sino como ritual. "El té no era solo una infusión. Era una experiencia. Me ayudó incluso a sanar mi cuerpo".

Así nació Amatea, un nombre que une las palabras "amar" y "té", y que resume la esencia de su empresa: crear un producto que conecte bienestar, belleza y propósito. Con una inversión inicial de US$ 20.000 y el apoyo de su padre, quien siempre creyó en su capacidad, Jennifer regresó al país con la idea de abrir la primera casa de té de estilo europeo en Ecuador. El 7 de junio de 2013, en Cumbayá, inauguró su primer local en la esquina de las calles Chimborazo y Pampite.

El proceso no fue sencillo. Tuvo que registrar variedades de ingredientes ante el Ministerio de Salud porque no existían en el sistema. "Tuvimos que explicar qué era el té blanco o el té oolong, té matcha y flor de guisante azul", recuerda entre risas. 

Amatea Quito - Ecuador
Mocktails que se elaboran en los locales de Amatea. Fotos: Pavel Calahorrano

Además, el proceso de adecuación de la tienda, que debía tomar unas semanas, se extendió por seis meses. En ese tiempo, esta emprendedora y su equipo trabajaron en paralelo en la construcción y adecuación del local, la importación de materia prima desde Alemania, Reino Unido y Tailandia, y la formación del personal para ofrecer no solo infusiones, sino una experiencia educativa sobre la cultura del té.

El día de la inauguración, Amatea ofrecía más de 30 mezclas premium entre ellas Amatea Punch, Champán y Fresas, Jardín de la Abuela y una carta de bebidas frías y calientes preparadas al momento. En apenas tres meses, la tienda superó sus expectativas iniciales de venta, que iban entre US$ 3.000 y US$ 4.000 mensuales, y comenzó a recibir pedidos corporativos seis meses después. Algunos clientes llegaron por recomendación, otros fueron buscados activamente. En todos los casos, se les enseñó desde cero cómo preparar y servir el té.

El crecimiento fue constante. En apenas cuatro años, Amatea abrió sucursales en el Scala Shopping (julio 2014), Quicentro Shopping (mayo 2015), San Luis Shopping (noviembre 2016, cerrado durante la pandemia) y Milenium Plaza, en Cuenca (septiembre 2018). En agosto de 2022, llegó al San Marino en Guayaquil. Hoy, cuenta con cuatro tiendas activas y una proyección internacional.

Actualmente, factura cerca de US$ 500.000 al año, cuenta con más de 25 colaboradores, el 90 % mujeres y desarrolla más de 200 mezclas únicas. Cada una está diseñada con la misma premisa que su fundadora repite a su equipo: "Hagan las cosas con amor".

Amatea Quito - Ecuador
La tienda de Amatea en el Quicentro Shopping. 

Esta tea sommelier y tea blender se formó con el tiempo en ciudades y países como Londres, Nueva York, Tailandia y Alemania. Las certificaciones que obtuvo la capacitan para catar tés profesionalmente, identificar notas, aromas y crear mezclas originales. 

Otro hito es la internacionalización. "Nuestro primer envío internacional por e-commerce fue a Estados Unidos el 25 de abril de 2023, luego al Reino Unido el 16 de julio de 2024 y, más recientemente, a Australia el 24 de junio de 2025". Jennifer confirma que las ventas internacionales representan un porcentaje creciente del negocio.

"Siempre busco empezar de cero. Me encanta innovar", confiesa, ahora, su mirada está puesta en Europa. En el Reino Unido, Amatea está en fase de evaluación y planeación estratégica para abrir su primer local físico en los próximos años. "Amatea es mi primera hija", comenta entre risas. "La segunda, la que nació después, me enseña cada día que los sueños, como el té, se disfrutan sorbo a sorbo". (I)

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